Jarrod Lyle retornará esta semana al golf luego de derrotar por segunda vez al cáncer. Lo hará en la disputa del Midwest Classic, evento correspondiente al Web.com Tour a jugarse en Overland Park, Kansas.
Briony, Lusi y Jarrod. (Gentileza PGA Tour) |
En lugar de sentarse cómodamente en su sala de estar, Lyle estaba en la sala de partos en el hospital local con su esposa, Briony, esperando el nacimiento de su primer hijo, procesando aún la noticia de que su leucemia mieloide aguda había regresado.
En vez de estar internado Jarrod eligió acompañar a su esposa en el parto pero el estado de este no era el adecuado para dar fuerzas a su esposa Briony quien luego de no poder dormir en tres días y como aún no era la fecha del parto sugirió a los médicos la inducción al mismo. Luego de la cesárea Jarrod fue quien cortó el cordón umbilical de su beba Lusi y ante la posibilidad de contemplar su propia muerte elegía ahora ver la vida, la de su hija.
Jarrod retornó al Hospital Royal Melbourne para su tratamiento asignándosele una habitación privada para comenzar la segunda batalla contra el cáncer, la misma que había librado a los 17 años de edad, ahora tenía 30.
Transcurrieron tres semanas hasta que recién pudo volver a ver a su esposa y su hija luego del parto. Para ese entonces las enfermeras le dijeron que esté atento por si alguien más enfermo o a punto de morir necesitaba la habitación. Esto produjo una rebeldía interior en Jarrod quien quería ver a su hija crecer, envejecer con su esposa y volver a jugar al golf con sus amigos.
UNA MIRADA EN EL TIEMPO
Jarrod y Briony eran compañeros en la secundaria pero no eran amigos sino que solo conocidos casuales. Después de que Lyle fue diagnosticado, fue confinado a una cama durante nueve meses mientras se sometía a tratamientos de quimioterapia en el Hospital Royal Children de Melbourne, mientras que Briony no tenía ni idea de cuan enfermo había estado.
Luego de un año Jarrod volvió al golf y se hizo profesional obteniendo la tarjeta para el PGA Tour a través del Web.com Tour. Luego de fallar el corte de un torneo en Melbourne Jarrod se tomó una semana de descanso y al pasar por una gasolinera a comprar una gaseosa para cortar la resaca volvió a ver a Briony, quien trabajaba ahí.
De regreso a su casa Briony le comentó a su padre que había visto a Jarrod del que precisamente había salido publicada una nota en el periódico local, a lo que su padre respondió con picardía de que si le había dado su número telefónico, esta respondió que no pero luego ubicó a Jarrod a través de Facebook dándole su número por si quería seguir en contacto. Cuatro años después la pareja se casó.
NACE UNA AMISTAD
En 1999 Jarrod se hizo muy amigo del también australiano Robert Allenby, 10 años mayor que él y quien acaba de comenzar su carrera en el PGA TOUR. Allenby siempre estuvo involucrado en la lucha contra el cáncer habiendo recaudado más de $ 9 millones para niños con cáncer y enfermedades en la sangre.
En marzo del 2012, antes de la disputa del Honda Classic, ambos jugadores se encontraron en el vestuario y Allenby lo notó enfermo y ante la consulta de cómo estaba este le respondió “Me siento como si me hubiera picado algún insecto o una araña o algo así”. Luego de retornar a Australia los exámenes confirmaron la triste noticia, el cáncer había regresado.
No fue fácil comenzar de nuevo ya que el estado de ánimo de Jarrod estaba por los suelos y en estos casos la fortaleza es muy importante para salir adelante. La primera tanda de quimioterapia no tuvo éxito y en cinco meses no se avizoraban mejorías ya que no se pudo encontrar un donante de médula ósea adulto ni entre los hermanos del enfermo y ni entre los 7,5 millones que figuraban como donantes.
UN NUEVO TRASPLANTE
Entonces los médicos decidieron hacer el trasplante de sangre del cordón umbilical proveniente de dos niños de Alemania y Estados Unidos, ya que con uno solo no alcanzaba. A partir de ahí se transformó en un recién nacido y de menor edad a la de su hija. Luego de regresar a su casa Jarrod desarrolló una fiebre que le hizo regresar al hospital de Melbourne y sin certezas del porque, la fiebre bajó.
A pesar de que los médicos nunca dijeron la palabra “curado” Jarrod volvió de apoco a vivir la vida que había tenido luego de la aparición del primer cáncer. Pudo cambiarle los pañales a su hija, algo que tenía prohibido además de varias cosas más cercanas a su bebé, también volvió a jugar golf.
Antes de retirarse del Honda Lyle había tenido la mejor temporada de su carrera reuniendo 363 mil dólares en siete competencias lo que le permitía meterse dentro de los 100 del PGA. En febrero del año pasado y mientras su esposa estaba en el trabajo tomó a su pequeña hija y se dirigió a un campo de golf cercano a su casa y jugó nueve hoyos. Luego de pegar el tercer tiro en el hoyo 5 se dio vuelta y no vio a su hija en el carro asustándose por no saber donde estaba, pero esta había rodado del carro y estaba sonriente en un bunker de arena a diez metros de distancia.
VOLVER A EMPEZAR
El regreso no fue sencillo ya que sus músculos no tenían fuerzas y no sabía si podría volver a recuperarlas. El primer corte lo realizó el año pasado en el Masters de Australia.
Después de regresar a Orlando, Estados Unidos, la familia compró una casa rodante para poder viajar con Lusi (quien tiene a hora 2 años), a los torneos. Pasaron 879 días de la última vez que jugó en el Tour y esta semana será el retorno en el Midwest Classic, siendo este el primero de tres eventos que tiene previsto jugar.
“Probablemente voy a pasar más tiempo esta semana dando gracias a la gente que en realidad practicando mi golf”, dijo Jarrod. Otro de los amigos de Lyle es Rickie Fowler, quien debutó en el 2009 jugando precisamente las dos primeras rondas con Jarrod. Estas tres competencias servirán para evaluar el real estado de Lyle pero a su esposa poco le importa si podrá seguir compitiendo o deberá dedicarse a otra cosa.
Jarrod se hizo más conocido por su historia que por su golf algo de lo que no está orgulloso pero podrá convivir con ello. Se trata de un hombre, después de todo, ¿quién necesita 250 litros de sangre para mantenerse con vida la primera vez que tuvo leucemia y más de 750 con el diagnóstico más reciente?
Jarrod nunca sabrá quienes fueron los dos niños cuya sangre del cordón umbilical le dieron nueva vida, o de sus familias que tomaron la decisión de donar.
Al igual que muchos receptores de trasplantes, Jarrod Lyle celebra un nuevo cumpleaños. Ya no es 21 de agosto 1981, lo es el 8 de junio de 2012, la fecha de su segundo trasplante de médula ósea. Es una cita muy difícil de olvidar, y no sólo porque Briony lo ha tatuado en la parte interior de su brazo izquierdo.
Lusi todavía no sabe que ella es mayor que su padre pero un día sus padres le explicarán que su padre ha luchado valientemente dos batallas contra el cáncer, y que si no hubiera sido por la generosidad de los donantes de sangre de cordón umbilical, no podría estar con ellos hoy.
También le explicarán a Lusi que su propia sangre del cordón umbilical se almacenó después de su nacimiento, y que el padre, o tal vez alguien más, lo usará para una segunda oportunidad en la vida.
Traducido del PGA Tour por Backswing
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