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domingo, 10 de abril de 2011

Schwartzel, campeón con mayúsculas

El saludo del campeón.
(Gentileza Getty Images)
La edición 2011 del Masters de Augusta fue muy especial por la cantidad de jugadores involucrados en la definición y por la brillante consagración del sudafricano Charl Schwartzel, quien triunfó como un verdadero campeón, haciendo cuatro birdies seguidos en el final y justamente cuando se cumplían las Bodas de Oro del primer título conseguido por un extranjero en Augusta, logro este obtenido por su compatriota: el legendario Gary Player.
Al comenzar la parte final de la última ronda, alrededor de diez jugadores se encontraban igualados en diez bajo el par y a dos de esa cifra (entre los que se encontraba el argentino Ángel Cabrera), con posibilidades ciertas de consagrarse en el primer Major del año.
El cordobés se quedó en el final al igual que el estadounidense Tiger Woods y Schwartzel, a quien de entrada nomás la fortuna le dijo que ese era su día, conquistó a los 26 años de edad el torneo más importante de su carrera.

LA SUERTE LE SONRIÓ DE ENTRADA
Un mal segundo tiro en el 1, le permitió al sudafricano embocar el birdie desde afuera del green y en el hoyo 3; también desde afuera, concretar el águila que lo catapultaría a la punta del torneo, aprovechando un error de McIlroy y sin haber hecho uso prácticamente del putt.
A partir de ahí, Schwartzel fue uno más de la decena de competidores que estaban en la línea de largada pero que no se animaban a acelerar por temor a convertirse en el candidato a vencer.
Un sprint final que incluyó cuatro birdies en igual cantidad de hoyos, posibilitó que el campeón volviera a dejar con las ganas a un australiano de conquistar el Masters, ya que dos jugadores de esa nación: Jason Day y Adam Scott, se quedaron con el segundo lugar, a dos unidades.
La actuación del líder de las tres primeras rondas, Rory McIlroy, no fue buena en los primeros nueve hoyos pero le posibilitó mantenerse en la punta hasta que llegó al triángulo del terror; hoyos 10, 11 y 12, donde anotó triple bogey, bogey y doble bogey, para terminar sintiéndose como el peor de los villanos e increíblemente desperdiciar una de las mejores chances de su vida de conquistar un “Grande”.
El campeón totalizó 274 impactos (-14) y se quedó con un premio de 1.440.000 mil dólares.

EL PATO SE CAYÓ AL FINAL
El argentino Ángel Cabrera era a priori uno de los grandes candidatos al título, por haber conquistado el mismo hace dos años y por que era toda una incógnita el desempeño del líder hasta ahí, en la última ronda.
El cordobés no jugó bien de entrada, logrando salvarse en el hoyo uno pero los putts cortos que jugaba denotaban que la presión no es patrimonio exclusivo de los inexpertos.
Luego del birdie del 2, un error en el 3 le hizo firmar el bogey y todo como al principio.
Lo mejor del Pato sobrevendría en la parte final de los primeros nueve hoyos, donde alcanzó fugazmente la punta gracias a los birdies del 7 y 8 y desperdició la gran chance de liderar solo al errar un putt para birdie desde menos de dos metros en el 9.
A partir de ahí, el jugador de Villa Allende perdió solidez en su juego, especialmente con los hierros, y los putts accesibles que no entraban, lo empezaron a alejar de los líderes; justamente en los hoyos en que había que sacar chapa de candidato.
Al final, Cabrera desperdició una buena chance para birdie en el 18, lo que le hubiera permitido igualar la cuarta colocación, un premio que hubiese sido más que justo, pero que se le truncó. El Pato finalizó séptimo con 279 (-9).

VOLVIÓ EL DUENDE
La magia volvió a fluir por las venas del moreno ex número uno del mundo, Tiger Woods, quien jugó de manera excepcional los primeros nueve hoyos, descontando una desventaja inicial de siete golpes respecto del líder y con una ronda impecable de cinco bajo el par hasta la altura del tee hoyo 9, alcanzar la punta del torneo.
Woods, al igual que Cabrera, lo sufrieron al corto par tres del hoyo 12 y tuvieron que irse con el bogey y, lo que es peor aún, no poder hacer el birdie en el par cinco del 13.
A partir de ahí nada fue lo mismo para ambos competidores pero Woods demostró que está para volver a ganar. Al final fueron 278 golpes (-10), lo que le posibilitó al moreno terminar en cuarto lugar.
El defensor del título, el estadounidense Phil Mickelson, volvió a demostrar como en otras oportunidades, en que tuvo que desbancar del liderazgo mundial a Tiger Woods, que todavía no está preparado para ello. Si el zurdo triunfaba hoy hubiese accedido al primer lugar en el escalafón mundial.
•Backswing

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