El serbio y todo el desahogo luego de la victoria. (Gentileza Getty Images) |
Ambos jugadores jugaron de manera sencillamente espectacular y en este contexto el serbio fue aún más allá de lo que se podía esperar de el por el largo trajín de partidos que arrastraba, pero el público romano deliró coreando su nombre a lo largo del partido, como si se estuviese en presencia del nacimiento de un nuevo ídolo.
El serbio demostró que hoy por hoy es el verdadero número uno del mundo y si esto no se legaliza por ahora en los números, es por la gran ventaja que tenía el mallorquín del año pasado, pero en enfrentamientos personales es cuando realmente se ve que el nivel de cada uno y Djokovic está en un rendimiento superlativo.
Nole consiguió su séptimo título de la temporada y estiró a 39 su racha de invictos (37 en el 2011).
PAREJO EN EL INICIO
El inicio del partido sufrió una interrupción por varias horas debido a la lluvia y en el primer set, el desarrollo del encuentro fue muy parejo y jugado en un nivel superlativo, arrancando constantes aplausos del público presente.
Los números fueron muy parejos en la primera manga y la primera chance de break se produjo recién en el octavo game y fue precisamente el serbio el que tuvo la gran chance de marcar diferencias y no la desaprovechó.
Djokovic sacó para set pero nunca jugó con el convencimiento de poderlo ganar y le devolvió el quiebre al español, quien sacó con la posibilidad de igualar en cinco, pero nuevamente el serbio quebró en la segunda chance que dispuso y se quedó con el primer segmento.
SACÓ DIFERENCIAS EN EL COMIENZO
El campeón se puso rápidamente 2-0 con el quiebre tempranero pero la alegría no le duró mucho ya que el español logró recuperar la ruptura de su servicio.
A partir de ahí ambos jugadores mantuvieron su saque pero el que vivía momentos de tensión con cada servicio era Nadal quien ofreció nueve chances de break a lo largo del segundo parcial.
En el décimo game el serbio salió a atacar el saque del español y con espectaculares reveses cruzados se generó tres chances en fila para cerrar el encuentro, pero entre errores propios y aciertos de su oponente, desperdició las tres, aunque se generó la cuarta nuevamente con su revés y esta vez sí cerró el match.
La diferencia en el ranking ya es mínima y de no ganar Nadal Roland Garros, el mundo tenístico tendrá un nuevo rey.
•Backswing
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