Stanislas Wawrinka se consagró campeón de Roland Garros al derrotar en cuatro parciales al número uno del mundo Novak Djokovic 4-6, 6-4, 6-3 y 6-4, en 3 horas y 12 minutos de partido.
Stan Wawrinka. (Getty Images) |
El campeón duplicó en tiros ganadores a su adversario (60/30) pero a pesar de ello comenzó complicado ya que fue quebrado por el serbio en el séptimo game lo que le significó perder el primer set.
En la segunda manga Wawrinka casi triplicó en winners a su oponente pero no podía quebrar y al igual que en el fútbol goles son amores, en el tenis breaks significan chances de triunfar. El suizo desperdició una oportunidad en el cuarto juego y tres más en el sexto lo que lo llevó a estrellar la raqueta contra la red costándole la pérdida de una de ellas y un llamado de atención por parte del árbitro.
Nole se mantenía como podía a sabiendas de que era superado en ese pasaje del match pero también consciente de que si ganaba el segundo parcial su rival sentiría el golpe anímico y le permitiría dominar el desarrollo del encuentro. Wawrinka logró romper en la sexta oportunidad e igualar las cosas set por lado.
LA MAQUINITA SUIZA
A partir de ahí el dominio fue del suizo quien volvió a fallar otra oportunidad para quebrar en el segundo game pero en el sexto jugó de manera fantástica logrando quebrar en cero y levantando un punto de break se puso 5-2 para quedarse luego, con su saque en cero, con el tercer segmento del partido.
La reacción del mejor del mundo no se hizo esperar rompiendo en el segundo game para establecer un 3-0 luego de la confirmación que tenía visos de quinto set pero el suizo tenía otra idea en mente puesto que se recuperó del traspié inicial para igualar 3-3 en el momento más emotivo del partido ya que desperdició dos chances más para quebrar y ponerse 4-3, la segunda en una gran “atajada” en la red del serbio pero en el siguiente el héroe fue Wawrinka quien se sobrepuso de un 0-40 para quedar a un solo punto de partido luego del espectacular break conseguido en el siguiente punto concretado gracias a un revés paralelo.
La tarea no iba a ser sencilla ya que había que cerrarlo con el servicio y luego de tres puntos en los que no pudo meter el primero y donde incluso debió salvar un punto de break, Stan logró festejar en su segunda chance de match gracias a su sello personal, un espectacular revés paralelo que le dio su segundo torneo grande, a los 30 años de edad.
A la hora de la premiación el suizo recibió el trofeo de manos del gran Guga Kuerten, tres veces campeón en París y la última derrotando al sueco Magnus Norman en el 2000, hoy entrenador del campeón, una manera diferente de festejar el sueco lo que se le escapó hace 15 años. • Backswing
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