Año nuevo, viejas costumbres

Al igual que en todo el 2024 el nombre Agustín Tapia y Arturo Coello volvió a quedar en lo más alto de las posiciones del accidentado Riyadh Season P1 que se disputó en Arabia Saudita al derrotar en la final a Franco Stupaczuk y Juan Lebrón por 6-3, 5-7 y 6-3.

Arturo Coello y Agustín Tapia.

En esta oportunidad no estuvieron los clásicos rivales en cada definición Federico Chingotto y Arturo Coello quienes fueron derrotados en cuartos de final por la sensación del momento Leandro Augsburger y Pablo Cardona quienes estuvieron a un punto de hacer historia y ser ellos los finalistas, pero finalmente Stupaczuk y Lebrón clasificaron para definir el título que debió jugarse el sábado, pero las constantes lluvias complicaron todo y recién el lunes hubo definición para el primer evento del año 2025.

Tapia y Coello rápidamente se apoderaron del protagonismo quebrando el servicio del chaqueño en el segundo game para una posterior ventaja de 3-0 que fue determinante a la hora de definir el resultado del primer parcial que quedó en poder de los número uno en 31 minutos.

En la segunda manga se equiparó el desarrollo con games mucho más peleados y nuevamente el chaqueño Stupa se vio en dificultades con su servicio salvando un break en el noveno game que le hubiese permitido a sus rivales sacar para partido, pero a partir de ahí se comenzó a torcer la historia ya que por primera vez los máximos favoritos se vieron envueltos en el drama ya que en el siguiente juego Coello debió convivir con un set point salvado gracias al smash fallado por Lebrón, pero el español y campeón de este torneo en 2024 tuvo revancha en el servicio de Tapia y ahora con una sacada por tres se quedó con el segundo segmento por 7-5 en 41 minutos.

Nuevamente la víctima fue el argentino Stupaczuk quien al igual que en el inicio del primer set fue quebrado confirmando Coello para el 2-0 en un arranque perfecto para los campeones quienes revirtieron un 0-40 en el tercer juego con Lebrón sirviendo disponiendo de la oportunidad de un segundo quiebre que pudo ser decisivo, pero que no concretaron.

Con puntos muy peleados y disputados Tapia y Coello supieron mantener la ventaja conseguida en el arranque en incluso en el séptimo juego se repitió lo del tercero y otra vez con Lebrón al saque ya que ahora de estar 40-15 nuevamente tuvo que convivir con un punto de quiebre para 3-4 y seguir cerca.

En la definición y con Tapia al servicio tuvieron que esforzarse para mantener el break de ventaja y en el siguiente otra vez fueron a la carga sobre el saque del chaqueño poniéndose rápidamente 40-15 y finalmente quebrando su saque coronando campeones a Tapia y Coello, quienes el año pasado ganaron catorce títulos, pero este a principio de año se les escapó.

LO MAL HABIDO NUNCA LLEGA A BUEN PUERTO

Stupaczuk y Lebrón alcanzaron el match final, pero lo mal habido raras veces llega a buen puerto. Estos dos jugadores y después de perder el primer set estaban 3-2 y en el sexto y después de una sacada por tres de Cardona el chaqueño salió afuera de la cancha y por arriba la volvió a poner en juego cayendo la pelota pegada al cristal que dificultó la devolución transformándose en el break que les permitió ganar el segundo segmento y luego del tibio reclamo de Augsburger de una infracción solicitando la revisión del punto el árbitro accedió al pedido, pero en el segundo de los dos errores lo anuló ante un pedido de Stupa y Lebrón de que se había excedido el tiempo para solicitarlo. El primer yerro del juez fue no haber visto la infracción cometida por el chaqueño que fue apoyarse en la pared al traer la pelota nuevamente al campo y apelando a viejas mañas, especialmente el español que es harto conocido por ello, reclamaron el tiempo vencido cuando sabían perfectamente que el punto estaba viciado de nulidad y ello fue reconocido en el diálogo por estos dos jugadores en el descanso.

En uno de los partidos previos teniendo como protagonistas a Leandro Augsburger y Pablo Cardona sirviendo ellos cantaron mala una pelota que habían ganado y convalidada por el árbitro y el devolvedor que por la rapidez de la jugada no advirtió la falta en un hecho destacable de fair play, pero evidentemente esa palabra no está en el diccionario de todos.

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